Historia del ácido clorhídrico
El ácido clorhídrico, fue obtenido por primera vez por Jabir ibn Hayyan (también conocido como Geber), alrededor del año 800, mezclando sal común con vitriolo (ácido sulfúrico).
En la Edad Media, el ácido clorhídrico era conocido entre los alquimistas europeos como espíritu de sal o acidum salis. En el siglo XVII, Johann Rudolf Glauber, de Karlstadt, Alemania, utilizó sal (cloruro de sodio) y ácido sulfúrico para preparar sulfato sódico, liberando gas cloruro de hidrógeno. Joseph Priestley, de Leeds, Inglaterra preparó cloruro de hidrógeno puro en 1772, y Humphry Davy de Penzance demostró que su composición química contenía hidrógeno y cloro.
Durante la Revolución industrial en Europa, la demanda por sustancias alcalinas, tales como la sosa (hidróxido de sodio), se incrementó, y el nuevo proceso industrial para su obtención desarrollado por el francés Nicolás Leblanc permitió la producción a gran escala con bajos costos. En el proceso Leblanc, se convierte sal en sosa, utilizando ácido sulfúrico, piedra caliza
y carbón, liberando cloruro de hidrógeno como producto de desecho.
Hasta 1863 éste era liberado a la atmósfera. Un acta de ese año obligó a
los productores de sosa a absorber este gas en agua, produciendo así
ácido clorhídrico a escala industrial.
A comienzos del siglo XX, cuando el proceso Leblanc fue sustituido por el proceso Solvay,
que no permitía obtener ácido clorhídrico como el primero, éste ya era
un producto químico utilizado de manera frecuente en numerosas
aplicaciones. El interés comercial llevó al desarrollo de otros procesos
de obtención, que se utilizan hasta el día de hoy. Actualmente, la mayoría del ácido clorhídrico se obtiene
absorbiendo el cloruro de hidrógeno liberado en la producción industrial
de compuestos orgánicos.
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Ŷabir ibn Hayyan |